José Ángel Torres Romero 2 "C" #43
Atados a una estrella
Este libro trata acerca
de una familia, que poco a poco se va
separando cuando tienen a una niña con síndrome de Down. Para ellos fue un
golpe muy duro, a veces llegaban a pensar que era alguna clase de castigo.
“¿Quién tuvo la culpa, Rosario? ¿Quién?” (Celis Claudia,
p.p23, 2002).
No sabían cómo tratarla, o a veces hasta la intentaban
evitar.
“Mi papa no iba a ver a lucero” (Celis Claudia, p.p 24,
2002).
Las cosas en esa casa empezaron a empeorar, a veces se
enojaban entre ellos, se deprimían, entre otras cosas. El papá empezó a tener
problemas de alcoholismo y solo lograba empeorar más la situación.
“eran gritos sin razón, groserías, golpes en los muebles,
aventaba vasos, y de repente lloraba.” (Celis Claudia, p.p 24,2002).
Después de que nació lucero, Adelita su hermana mayor también se la
vivía con lucero y sentía que ya no la quería. Adelita le tenía mucho coraje a
su hermana, y le decía
: “¿Porque note alivias, niña? ¿Siempre vas a estar enferma
para que mi mamá te consienta y mi papá esté triste?” (Celis Claudia, p.p36,
2002).
Un día Laura, la mamá de las niñas, y la tía Rosario estaban
platicando. Rosario le hizo entender que Lucero necesitaba de sus cuidados. También
la necesitaban su esposo y su hija Adelita.
“¡qué tonta he sido! ¿Cómo no me había dado cuenta? ¡Tú sabes
que la quiero Rosario!” (Celis Claudia, p.p. 52, 2002).
A partir de esa noche todo cambió. El amor de su mamá también
incluía a Adelita, y como resultado Adelita ya trataba de acercarse más a su
hermana
. “Poco a poco me fue queriendo y yo a ella muchísimo” (Celis
Claudia, p.p 53, 2002).
Ya habían pasado varios años, Lucero ya tenía 13 años. Hizo
una fiesta de cumpleaños con todos sus compañeros de clase, aunque surgió un
pequeño incidente… cuando llegó la hora de la fiesta en el que se rompe la
piñata, Lucero no quiso que lo hicieran y se puso algo exaltada. Del enojo le
pegó a su abuela en la cabeza con el palo de la piñata, y por supuesto la
abuela le empezó a decir de cosas. Los niños estaban un poco asustados, ya que
estos niños se alteran o asustan fácilmente, pero al fin y al cabo uno de ellos
dijo:
“qué bueno que le dotes a la vieja, me hubieras pesado el
palapala dale tú también.”(Celis Claudia, p.p. 94, 2002).
Estos niños son muy ocurrentes. Ese día también paso algo muy
especial.
Adela habló con su papá del tema de Lucero, y le aclaró que
el tenía que aceptarla y quererla tal y como es. Después de tanto platicar, el
acepto que se había equivocado y que no sabía qué hacer para reparar el daño
que había hecho, y sentía que ya era muy tarde.
“nunca es tarde, disfrútala papá, no te la pierdas.” (Celis
Claudia, p.p 105, 2002).
Desde entonces se acercó a Lucero, ella al principio lo
rechazaba, pero poco a poco se fueron llevando mejor. Los días fueron pasando y
Adelita invitó a su hermana a comer junto con su novio Roberto. Lucero ese día
pasó por algo que jamás había sentido. Roberto se encontró a un amigo de
Veracruz, Raúl, y se sentó junto con ellos.
“Lucero estaba fascinada con Raúl, no le quitaba lobista de
encima” (Celis Claudia, p.p 114, 2002).
Lucero estaba convencida de que aunque no lo fuera a volver a
ver, ella siempre lo iba a querer. Consiguió una foto de Raúl con el novio de
su hermana, después de mucha insistencia, claro. Y como a Raúl le pareció
simpático, leñando una carta y ella encantada de la vida. Hablemos ahora de la
familia de Lucero, ella tiene un primo al que quiere muchísimo, se llama
Andrés. Cuando el viene de California avistarla, no le hace caso a nadie más
que a él. Un día Lucero se puso muy mal, la llevaron al hospital y todos
estaban muy asustados. Cuando se mejoró todos estaban muy felices. Todo había
pasado. Condecir que hasta la abuela cambió su actitud hacia ella.
“me he portado tan mal... no me había dado cuenta de cuanto quiero
a Lucero” (Celis Claudia, p.p 137, 2002).
Al final de todo, toda la familia estaba muy feliz de que
Lucero formara parte de ella, habían aprendido a quererla mucho y a aceptarla. Pensaban
que Dios se las había mandado para ser felices. Todos estaban dispuestos a
apoyarla todo lo que restaba de su vida. Adelita y su esposo iban a vivir en
Michoacán, pero solo una cosa sostenía con la duda de si irse o no. Claro..
¡Lucero!, sabían que la iban a extrañar muchísimo y que su vida no sería la
misma sin ella. Sabían que era una persona muy especial.
“¿Cómo puede una persona, aparentemente tan frágil, ser tan importante
y darle a la vida de los demás un sentido tan especial?” (Celis Claudia, p.p
150, 2002
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