“Da igual de donde seas o
a que te dediques. Da igual que estés en Polonia, en Alemania o en Rusia; que
seas un niño o un adulto, una promesa del futbol o u soldado reclutado a la
fuerza. Ni las balas ni las bombas hacen distinciones, y quien dispara a veces también es una víctima” (Jesús Díez
de Palma, 2012, p. 15)
A lo largo del libro se
narran diferentes historias sobre el horror del conflicto armado más grande y
sangriento de la historia. Jesús Díez de Palma nos muestra lo devastadora que
puede ser la guerra dejando cicatrices en el corazón de hombres y mujeres que
sufren sus consecuencias. El autor nos lleva a diferentes escenarios en los que
los personajes viven la Segunda Guerra Mundial y nos da una visión más allá de
la que encontramos en cualquier libro de Historia, porque no se limita a contar
los bombardeos y ataques si no que nos pone en el lugar de cada personaje, nos
cuenta las emociones y sentimientos que estas personas llegaron a tener y esto
nos hace reflexionar en como la humanidad puede ser tan cruel con personas que
no merecen la muerte pero sin embargo les llega.
“-Hanna…-dijo-. Si
estalla la guerra, ¿querrías verme vestido de uniforme?
-Si hay guerra
–respondió Hanna muy firme-, querría
encontrarme lejos, muy lejos de aquí. Contigo” (1939)
La primera historia que
narra el autor de desarrolla en un ferrocarril a bordo de Hanna y Jaroslaw, una pareja que le
importo más el amor que había nacido entre ellos que la religión a la que
pertenecían, ya que uno de ellos era judío. Para Hanna era la primera vez que
viajaba sin su madre y la primera vez en sentirse amada por un chico al que no
le importaba su condición física ya que ella no podía caminar bien. Partían de
Cracovia y se dirigían a Varsovia, porque la joven tenía una entrevista con el
señor Vercovitz para que este viera sus increíbles diseños que seguramente le
gustarían mucho, tenían una vida por delante felices y juntos pero ese 1 de
septiembre sus esperanzas fueron arrebatadas por una brutal explosión en el
vagón que dio fin a sus vidas e inicio al festín de la muerte que duraría los
próximos seis años.
Otra de las historias que
podemos encontrar en el libro da lugar en Varsovia (Polonia) donde vivían María
y Aleksandra, que eran amigas y además de compañeras de clase, lo eran de coro
parroquial. Su escuela y muchas otras edificaciones habían sido destruidos
durante los bombardeos de septiembre, el único
edificio que se salvo fue el de la iglesia, sin embargo este había sido
clausurado por amenaza de ruina.
Era la noche del 24 de
diciembre y por primera vez desde que se edificara el templo no habría oficios
de navidad, por ello María y Aleksandra
estaban decididas a cambiar eso en la medida de sus posibilidades, idearon un
plan para entrar a la iglesia y hacer una pintura en el muro de esta que
pretendía expresar su esperanza en el futuro y su rebeldía contra el orden de
cosas establecido por los alemanes, contra la odiosa doctrina nazi y sobre todo
contra la guerra, pero por desgracia cuando estaban terminando la pintura, el motor
de una camioneta del ejército alemán rugió y entro a la plaza iluminando con
sus faros el reciente grafiti. El vehículo se detuvo y los soldados que
descendieron de él apuntaron sus armas en dirección a las dos niñas que unos
minutos después los disparos les quitaran la vida. Después de esto los soldados
se dieron cuenta que las palabras en polaco que habían plasmado es el muro se
traducían como Paz en la Tierra.
Esto me hizo comprender
que la guerra va más allá de los gobernantes o dirigentes que mandan bombas a
las poblaciones del enemigo y de todos los soldados que luchan por su nación,
la guerra afecta más de lo que podemos llegar a imaginarnos.
También podemos encontrar
la historia de Jean y Jacques Pierre que
tiene lugar en el Francia de 1940, para ellos la guerra comenzó cuando se fue
su padre y su madre quedo herida dejándolos solos. Estaban por comenzar las
vacaciones, sin embargo este no era el tema de conversación más frecuente.
Había otro que parecía ocupar a todas
las personas mayores: la guerra. Este capítulo nos enseña que no importa si
eres un niño cuando eres el enemigo y que hay que ser muy valientes en cada
situación que se nos presente. Los niños van en busca dela familia que les queda pero se enfrentan
a varios obstáculos que pueden llevarlos a renunciar sin embargo no se rinden y
Jean a pesar de ser un niño trata de ver la verdad de la situación y de
mantener a su hermano feliz pequeño.
Y esto solo es un poco de
todas las historias que contiene el libro, estoy segura que a todos los que lo
lean les gustara demasiado y les llegara hasta el corazón, una vez que empiezas
no quieres dejar de leerlo.
Recomiendo mucho el
libro, porque relata la Segunda Guerra Mundial de una forma diferente y el
autor nos transporta a esa parte de la historia que vale la pena conocer. Cada
historia te hace analizar desde distintos puntos de vista la situación que
vivieron las personas en ese lapso de tiempo que duro de 1939 a 1945 en el que
las balas fueron acabando con la vida de mucha gente y dejando incompletas a
las familias.
Me gusta porque cada
personaje te enseña un poco de como apreciar la vida, que hay que tener fe y
esperanza aunque las circunstancias se vean difíciles. Me gusta mucho que los
capítulos terminen con una fotografía que refleja lo que se acaba de leer y te
da una mejor idea de cómo fueron las cosas.
Cada página me pareció
bastante emocionante, la forma en la que describe cada suceso te deja pensando
todo el día, y hace que me sienta agradecida de no haber vivido en esa época.
Lo entiendes de una manera más profunda, te conmueve cada página porque a
través de estos personajes podemos vivir el miedo, la frustración, el dolor y
todos los sentimientos que se pueden llegar a tener en una situación tan
horrible como lo es la guerra.
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