Una lectura ligera, que tan constante
y liviana, retrata perfectamente algunos de nuestros pensamientos al llegar a
esa etapa llamada adolescencia.
Raquel y Paula son las mejores amigas del mundo. O por lo menos es lo que creen. En realidad, son muy diferentes. Por culpa de un chico, se separan. Paula y Raquel están convencidas de que son las mejores amigas del mundo, se creen casi idénticas. Al creerse tan parecidas, nunca se han dado cuenta de los abismos que las separan. Hasta que, por culpa de un chico, se enfadan y se separan. A partir de ese momento, Paula tiene que vivir sin Raquel y viceversa. Y un día, el destino las vuelve a unir. Las dos han cambiado mucho y parece que ya no se entienden en muchos aspectos. Pero después de largas conversaciones, vuelven a sentir que su amistad es de verdad, que todo ha sido una pérdida de tiempo. Nuestras protagonistas son mejores amigas, y creen ser como siamesas, aunque no unidas físicamente y no compartan características físicas.
Sin embargo, esta suposición será olvidada y transformada para entender que justamente sus diferencias, aunque les resulten extrañas e incluso molestas por tiempos, es lo que las une.
Un viaje para descubrir lo que les hace falta, más bien las ayuda a autodescubrirse y por extraño que parezca, los pequeños análisis de sus familias las harán entender que no todo es blanco o negro, sino que hay matices.
No sería una historia de adolescencia sin aquellos noviazgos pequeños que se sienten como grandes, para entender que la vida no es cruel, sino complicada y que todo tiene una razón de ser.
Como las pequeñas cosas pueden afectarse, ya sea un libro, una pintura o una película, siempre dependerá de uno mismo.
Raquel y Paula son las mejores amigas del mundo. O por lo menos es lo que creen. En realidad, son muy diferentes. Por culpa de un chico, se separan. Paula y Raquel están convencidas de que son las mejores amigas del mundo, se creen casi idénticas. Al creerse tan parecidas, nunca se han dado cuenta de los abismos que las separan. Hasta que, por culpa de un chico, se enfadan y se separan. A partir de ese momento, Paula tiene que vivir sin Raquel y viceversa. Y un día, el destino las vuelve a unir. Las dos han cambiado mucho y parece que ya no se entienden en muchos aspectos. Pero después de largas conversaciones, vuelven a sentir que su amistad es de verdad, que todo ha sido una pérdida de tiempo. Nuestras protagonistas son mejores amigas, y creen ser como siamesas, aunque no unidas físicamente y no compartan características físicas.
Sin embargo, esta suposición será olvidada y transformada para entender que justamente sus diferencias, aunque les resulten extrañas e incluso molestas por tiempos, es lo que las une.
Un viaje para descubrir lo que les hace falta, más bien las ayuda a autodescubrirse y por extraño que parezca, los pequeños análisis de sus familias las harán entender que no todo es blanco o negro, sino que hay matices.
No sería una historia de adolescencia sin aquellos noviazgos pequeños que se sienten como grandes, para entender que la vida no es cruel, sino complicada y que todo tiene una razón de ser.
Como las pequeñas cosas pueden afectarse, ya sea un libro, una pintura o una película, siempre dependerá de uno mismo.
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