Consciente del público al que se dirige, la camaleónica
escritora adapta su estilo a la audiencia y nos trae a colación uno de esos
temas que más suelen preocupar a los adolescentes y a sus padres: el abuso
sexual.
La transformación es radical, lo he notado especialmente
porque, al mismo tiempo estaba leyendo su recopilación de relatos cortos
“Infiel. Historias de transgresión” y la diferencia es notable, la dificultad
en las estructuras sintácticas así como en el vocabulario y la oscuridad en el
fondo de la historia se suavizan con frases más cortas, vocabulario sencillo y
una claridad necesaria para que no haya ambigüedades en la exposición.
El protagonista de la historia es un adolescente de
dieciséis años como cualquiera en el que podamos pensar:
“Las chicas siempre decían que Darren Flynn era sexy pero
tímido. O que era tímido pero sexy.
En realidad Darren era un tipo majo, un colega de sus
colegas, un deportista con todas las de la ley. Con sus amigos se mostraba
relajado y se lo pasaba bien, pero cuando estaba con chicas era como si la cara
se le encendiera de un modo extraño y la mente le quedara en blanco.”
Y se enfrenta a los dilemas habituales de su edad, esa
timidez para con las chicas y, sobre todo, la expectativa de sus padres, no
sentirse comprendido:
“Me mira como si viera a alguien distinto, a alguien que no
soy yo. A un hijo diferente. Un hijo más inteligente, mejor deportista. Un hijo
que no le va a decepcionar.”
En un momento decisivo, ocurrirá un suceso que cambiará la
percepción de todo lo que le va a suceder
debido a uno de los profesores:
“No tenía por qué pensar en aquello, nadie lo sabía.
Aquello que había pasado entre el señor Tracy y él.
Aquello que no había ocurrido.
(¿No?)
Nadie lo sabía y no había pasado nada.
No había pasado nada. Esa era la verdad. […]
No, no me tocó.
…ni siquiera llegó a intentarlo.
Si lo hubiera hecho…
Le habría matado.”
Los sucesos se desencadenarán causando una desgracia que
cambiará la vida del joven, Darren siente una epifanía, se da cuenta de que
podría haber hecho algo para que no pasara lo que sucede:
“Se sentó en el borde de la cama, abrumado. Aquel sería uno
de los mayores golpes que recibiría en su vida.
Muerto.
La palabra era rotunda: muerto.
Tanto que casi se preguntaba qué quería decir. ¿Quería decir
ausente? ¿Quería decir Nos vas a verle más?
¿Quería decir Y es tu
culpa?”
Joyce Carol Oates aprovechará todos los sucesos para
hacernos reflexionar sobre las consecuencias de las calumnias, de levantar
falsos testimonios y, últimamente, sobre la culpa y lo que podemos hacer
individualmente para luchar contra ello. Fenómeno extrapolable no solo a la
adolescencia sino a nuestras propias vidas más allá de ese período de nuestras
vidas.
Hasta en lo más pequeño la americana nos ofrece material
digno, es innegable que su eclecticismo y su capacidad para cambiar de estilo
son dos de sus grandes virtudes.
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