jueves, 8 de junio de 2017

MI TÍA LÚ #22

ESCUELA PREPARATORIA MATUTINA “QUÍMICA MARINA SENTÍES LAVALLE”
DEL CENTRO ESCOLAR “NIÑOS HÉROES DE CHAPULTEPEC”





JENNIFER MICHELLE LÓPEZ OSORNIO
2° “C”     NO.LISTA 22



Título: Mi tía Lú
Autor: David Martín del Campo
Lugar de publicación: México
Editorial: SM
Año: 2013
Páginas: 140












“Mi tía Lú” describe la historia de Araceli y su tía Lú (o su tía la “loca”).
Tenía mucho tiempo que Araceli no veía a su tía, por lo tanto, la noticia de que pasaría las vacaciones con la hermana de su papá no le cayó muy bien que digamos.
Llegando al sitio donde pasaría sus largas vacaciones, había dos casonas, una de ellas tenía un letrero que decía “Lo más antiguo, la Casona de Drake”; era esa la famosa casona de su tío  Ulises y de la que tanto se hablaba en la familia.
Su tía le presentó a Van Gogh (el perro) y a Nana Teresa ó también conocida como Nana Té, su tía la presentó con un “Teresa es medio bruja…” y Araceli no entendió hasta que comenzó a escuchar lo que Nana Té le contaba a la tía Lula sobre su sueño de esa noche en donde según ella el sol se había metido a su cabeza y había visto llegar a la casona a una niña con el fin de aprender.
Esa niña, era Araceli. Pero… ¿qué iba a aprender?
Araceli comenzó a echar un vistazo a la casona, las habitaciones, la cocina, la sala y se dio cuenta de que no había televisión en esa casa, preguntó a su tía por qué no había este aparato si era lo esencial en cualquier lugar y ahí recibió la primera “regla” por así decirlo, de su tía… “en esta casa no se ve televisión”. Como todos los niños, Araceli pensó en lo aburridas y tediosas que serías sus vacaciones con la tía Lula pero, ya estaba ahí y no había vuelta atrás.
Subió a su recámara y desde la terraza se podía admirar el río. Mismo que más tarde iría a visitar con su tía.
Una de las condiciones que Araceli recibió por parte de su mamá para poder viajar en las vacaciones a casa de la tía Lú, era que escribiría una bitácora diaria de todo lo que hiciera en el día y lo que más le hubiese gustado de este.
Una mañana su tía le dio una ficha de inscripción en el Colegio Quetzal de Artes y Humanidades, para un taller de danza folklórica.
Mientras ella ensayaba una de sus primeras coreografías en la playa, tropezó y ahí conoció a Manuel, un marinero al que ella le había echado un ojo desde que iba llegando a la casa de su tía Lú.
Su tía pintaba unos cuadros muy buenos, bodegones, paisajes que pintaba en la playa, flores como orquídeas, tulipanes, etc.
Una tarde llegaron dos amigos de ella, para hacer “negocios”, ¿y qué clase de negocios? Querían comprar uno de los cuadros de la tía Lula. Entre ella y Araceli sacaron todas las obras de arte y quedaron impactados con el cuadro más reciente. Finalmente lo vendió, aunque ese cuadro tenía un valor sentimental para ella, dinero era dinero y ella decía que ese era el trabajo de un artista.
Araceli comenzó a sentir intriga sobre su tío Ulises, tenía años que él no vivía con su tía, pero Araceli desconocía la razón. Fui así como su tía le comenzó a contar la historia de la ausencia de su tío… “dijo que iba por unas flores y nunca regresó”. Realmente sonaba como una anécdota triste, pero a la tía Lú no se le notaba la tristeza en su rostro, platicaba de su tío Ulises de una manera muy tranquila y sin estancarse en el pasado o en el “¿por qué no regresó?
Araceli ya llevaba bastantes páginas de la bitácora que su mamá le había pedido, una mañana le ofreció su ayuda a su tía para limpiar la casona del tío Drake y ahí le contaba un poco sobre lo que ya llevaba escrito.
Salieron de ahí y Araceli olvidó su libreta dentro de la casona, no se dio cuenta hasta en la noche y en el transcurso de una tormenta, entonces salió a la casona para buscarlo y ahí encontró a la Nana Té en una silla, entre tantos relámpagos no se distinguía bien si sí era la Nana Té y a eso sumándole que no se movía ni nada, Araceli tomo su libreta y salió de la casona aún a media tormenta.
La mañana siguiente, la tía Lú recibió la noticia de que una lancha de pescadores, en la cual navegaba su amigo Eulalio, se había hundido y ninguno de ellos había sobrevivido a la tormenta en altamar.
Araceli y la tía Lú fueron con la familia de Eulalio a dar el “pésame” pero la esposa se comportó con indiferencia y lo mejor fue retirarse del lugar.
Desde que recibieron la noticia de que el Saeta II se había hundido y con él, muchos pescadores entre ellos Eulalio, los famosos “lunes de dominó” en casa de la tía Lú dejaron de ser una costumbre y Lourdes se comenzaba a comportar de una manera muy extraña y parecía que lo único presente era su cuerpo, pero en realidad ella no estaba ahí.
Se acercó la época de huracanes que llegaban siempre con sorpresas nuevas para la Tía Lú, Araceli y Nana Té y así durante el pequeño resto de las vacaciones.

Finalmente, Araceli regresó a casa, a los 22 decidió casarse y tuvo una bebé, misma que nació el día en que la tía Lú falleció y a quien Araceli la llamó “Lú” en honor a su grandiosa y “extravagante” tía Lula. 

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