ESCUELA PREPARATORIA MATUTINA
“QUÍMICA MARINA SENTÍES LAVALLE”
DEL CENTRO ESCOLAR “NIÑOS HÉROES DE CHAPULTEPEC”
DEL CENTRO ESCOLAR “NIÑOS HÉROES DE CHAPULTEPEC”
JENNIFER MICHELLE LÓPEZ OSORNIO
2° “C” NO.LISTA 22
Título: Atados a una estrella
Autor: Claudia Celis
Lugar de publicación: México
Editorial: SM
Año: 2002
Páginas: 150
“Atados a una estrella”
describe la historia de Adela una niña-mujer y su hermanita Lucero. Ellas y su
familia no llevan un estilo de vida “normal” como muchos dirían.
Lucero, la hermana
menor de Adela, tiene síndrome de Down.
Adela, como todo hijo
único tenía un maravilloso ambiente familiar: sólo eran ella, su mamá y su
papá. Ella era la consentida, la favorita, la única, en pocas palabras: Adela o
“Adelita” (como le decían la gran mayoría), era el centro de atención para sus
padres.
Pero, estaba equivocada
al creer que siempre sería igual, porque
lamentablemente para ella, llegó Lucero.
Cuando sus papás le
dieron la noticia de que tendría una hermanita, el mundo de Adela se cayó por
completo, ella tan sólo tenía seis años cuando este acontecimiento se dio.
Todos compartía la felicidad del “nuevo bebé” en la familia, menos Adela.
Pasaba sus noches llorando y sufriendo por la falta de atención que sus papás
mostraban con ella.
Podríamos decir que la
única compañía que Adela tenía era su primo Andrés, que finalmente era como no
tener a nadie ya que él sólo le ayudaba a bajarle la autoestima.
Cuando Lucero nació,
todos corrieron al hospital “Finalmente llegaría la bebé tan esperada”. El
doctor llamó a Alfredo (el papá de Adela) y después de un buen rato él salió
para calmar la intriga de la familia con
un “la niña nació mal”. Nadie entendía nada, y mucho menos Andrés y Adela.
Después de varios días,
Adela pudo por fin ver a su mamá de regreso a casa, pero más que mostrar cara
de felicidad, todos mostraba una cara como si estuviesen en la misma Luna;
claramente Adela estaba muy chiquita para poder entender los desajustes que sus
papás y su familia estaban enfrentando en esos momentos.
Su papá se comportaba
de una manera agresiva, no quería ver a la niña y discutía con su mamá todo el
tiempo, Adela lo único que entendía era que había un problema y ese problema se
llamaba “Lucero” con una enfermedad que no sólo estaba provocando una ruptura
en la relación de sus papás sino también en la relación de ella y sus papás.
“Ella es una niña
caprichosa que quiere estar enferma para retener a mi mamá siempre a su lado”
era el pensamiento y el concepto que Adela tenía respecto a su hermanita.
Pasado el tiempo, Adela
por fin vio a su hermana y se dio cuenta de que era diferente “ojos grandes,
boca abierta, cara ancha”, era como la describía.
Poco a poco fue
tomándole respeto y cariño a Lucerito, a diferencia de su papá, que cada día
tenía un comportamiento más reprobable para con Lucero, Adela y su mamá. Tanto
así, que en una ocasión, Adela vio a su padre queriendo quitarle la vida a la
bebé. Obviamente en ese momento la mamá de Adela se comportó firme con su
postura de que el papá de las niñas tenía que irse de la casa, y así fue.
Lucero creció y a su
vez Adela también lo hizo, era increíble la manera en que una persona con
capacidades diferentes a muchas otras personas podía estar tan llena de vida y
alegría, misma que siempre transmitía en el hogar.
Lucero amaba ver todas
las noches al cielo y admirar la belleza de la estrellas, siempre decía que
todas la cuidaban y que algún día ella podría estar arriba; con ellas.
Andrés siempre fue un
gran apoyo y soporte para la familia, hablaba con todos y los hacía entender
que Lucero era una gran personita y que valía demasiado. Él y Lucero, eran como
mejores amigos, se querían muchísimo.
Adela durante el
transcurso de su vida, se enamoró de alguien con quien decidió compartir el
resto de su vida.
Pero no solamente ella
encontraría el amor, Lucero también experimentó la grandiosa sensación de
querer a alguien… Raúl. Raúl era amigo de Roberto, desde que Lucero lo vio
quedó completamente flechada, tanto que; pidió a Roberto le regalara una foto
de Raúl para ponerla en su buró.
Hablaba con la
fotografía todas las noches, decía que Raúl era su novio y preguntaba por él
con frecuencia. Esa fotografía era una de las razones por las cuales Lucero se
mantenía fuerte y valoraba cada día de su preciosa vida.
Ella estaba consciente
(como todos) de que jamás podría experimentar el amor de pareja siendo
correspondida. Y aun así ella demuestra que se puede ser feliz sin tener todo
lo que muchos consideran indispensable... ENSEÑA A VALORAR LA VIDA, ¡GRACIAS
LUCERO!
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