Martín Águila Conde #1 2c Reseña de Lucas y yo
Tengo que
hablar de una gran historia de superación y que además es muy bonita refleja
los valores de la familia esta sencilla y ágil novela para jóvenes tiene como
protagonista y narrador a Mateo Wilson, un chico que tiene 17 años que, sin
estar preparado para ello, enfrenta una de las responsabilidades más grandes en
la vida de cualquier hombre, ser padre. En el momento de nacer Lucas, su hijo,
Mateo no tiene un empleo y su futuro no parece ser promisorio ya que es un
joven común que se dedica a disfrutar su edad y no se preocupa por su futuro,
además, está separado de Lorena, la mamá de Lucas, y no resulta probable que la
relación prospere.
El libro es muy corto, con sus 138 páginas no puede darte una historia
muy extensa, así que va directo al grano y a la situación, lo cual por un lado
es bueno ya que la historia se le rápidamente, pero también puede dar la
sensación de que se desarrolla precipitadamente.
Ellos pensaron, como muchos otros, que si la primera vez no les pasó,
las demás veces tampoco. El embarazo fue inesperado, cada uno de ellos dos
tiene sus propios problemas, son novios, tal vez se les hizo fácil, pero luego
la realidad se les vino encima.
Como
protagonista Mateo es bueno, tiene esa atracción física por las mujeres como
cualquiera, le gusta la libertad y pasarla bien e ignora muchas cosas, pero
aparte demuestra el amor de un padre por su hijo y los valores que debe de
transmitirle al pequeño, pues en la historia vemos cómo se ponen a prueba los
valores por hacer el bien y no solo por el bienestar de uno propio, sino por la
justicia.
Es
así como vemos a Mateo y a Lorena pasar de ser unos simples adolescentes a
personas maduras, que saben que se debe poner esfuerzo en la vida para salir
adelante. Junto con personajes como la abuela de Mateo quien se vuelve tan
cercana al lector por su amor a su nieto y bisnieto así como esos toques
juveniles que sufre de pronto, sin dejar a un lado su experiencia en la vida.
Mateo y Lorena van a tener un bebé, un bebé que ninguno de los dos
quiere en ese momento, es muy difícil cuidar de un niño a su diecisiete años,
además la madre de Lorena se opone rotundamente a llevar cargando esa
vergüenza, la vergüenza de decir que su hija se embarazó de un bueno para nada
y a una corta edad. Por el otro lado Mateo vive solo, su madre se volvió a
casar y su padre lo abandonó a los siete años. ¿Qué hacer en este caso? Lorena
y su madre están decididas a darlo en adopción, y Mateo creyó querer lo mismo
hasta que vio a su hijo. Así Mateo reacciona instantáneamente y hace lo primero
que piensa para quedarse con su hijo y no dejarlo ir con una familia
desconocida
Lorena se
niega a asumir el compromiso de ser madre, de modo que decide dar en adopción a
su hijo. Mateo, ante la negativa de Lorena de casarse, termina por estar de
acuerdo. Pero apenas conoce a Lucas, su mundo da un giro radical.
Una primicia
común que sirve para crear una historia sensible y sentimental en donde
nos encontramos con la fuerza de los lazos familiares y emocionales, así
como lo cerradas que pueden llegar a ser unas personas. Mucha gente cree que
ver un bebé en los brazos de una joven no es correcto, aquí se demuestra ese
punto no solo desde la vista exterior de la gente que ve y susurra, sino desde
la vista familiar, de la madre que quiere que su hija siga con su vida
desasiéndose del bebé dándolo en adopción. Parece de lo más común que sea así,
normalmente el padre piensa lo mismo, pero aquí se nos plantea una nueva
situación, un giro en la historia, cuando el padre, ese joven sin experiencia y
sin forma de mantener a su hijo toma una decisión y decide enfrentarse a lo que
sea por su hijo.
No puede
abandonar a su hijo con alguna desconocida familia cuyo trato será incierto,
piensa. Es así como, al lado de Lucas, Mateo inicia su propia travesía camino
de la madurez. Las cosas no serán nada fáciles. Pero, en el trayecto, Mateo
aprenderá muchas cosas de sí mismo que antes no sabía, a la vez que se va conformando
como adulto.
Lucas y yo es una novela de formación, en el
sentido de que vemos en ella a un joven en ese tránsito entre la juventud y la
adultez. Si bien el principal conflicto que enfrenta Mateo es el de ser padre,
enfrentará también otros conflictos que terminan por relacionarse con el
principal y que resultarán clave para su maduración, para su configurarse a sí
mismo como el hombre que quiere ser.
Todos los
personajes de la novela de alguno u otro modo contribuyen, ya sea como modelo o
contraejemplo, al proceso de aprendizaje de Mateo. De esta forma, la autora
consigue una novela breve pero sustanciosa, sin desperdicio, cuyos elementos
están bien ligados para regalar al lector una experiencia profunda y
emocionante.
Habrá que
agradecerle libros como este que, siendo literatura accesible a los lectores
noveles, no corran una cortina de humo sobre problemas actuales como el
embarazo en jóvenes, que a su vez implica otros conflictos más abarcadores,
como asumir o no las consecuencias de los propios actos y la relación que se
establece entre el ser individual y la colectividad. Es justo y necesario que
los jóvenes lectores sean conscientes de los conflictos de su entorno y de las
adversidades a las que pueden enfrentarse. Lucas y yo es, en ese sentido, un
interesante ejercicio de reflexión. Pero es, sobre todo, una novela sensible
que seguro dará muchas horas de placer a quienes, siendo o no muchachos, se
adentren en ella.
El toque especial de la historia es que aquí la madre no es la que lucha
por quedarse con el bebé, aquí quien lo hace es el joven padre, quien narra la
historia y no le quita realidad y crudeza, sino que la vuelve palpable.
La autora demuestra en esta gran novela el enorme valor de la familia,
la justicia social y de género, el sufrimiento y amor de los padres que luchan
cada día por darle lo mejor posible a sus hijos, pero también nos enseña la
difícil experiencia de ser padre a una edad tan joven pero demuestra que si se
puede salir adelante cuando se tiene decisión y lo más importante cuando hay
amor.
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