EL MUNDO DE BEN
LIGHTHARTH. Joge Mauricio Cancio
Morales 2c #6
Ben se despertó en el
hospital no encontraba sus ojos, se puso muy nervioso. La enfermera Win le puso
un calmante, con los ojos vendados. Todo estaba oscuro. Ben había tenido un
accidente. Por unos momentos no encontraba sus ojos, se puso muy nervioso. Al
tercer día despertó. No sabía lo que había ocurrido, estaba desorientado. Win
su enfermera le atendió, no sabía dónde estaba, el accidente había ocurrido al
salir de la escuela, pero no sabía cómo. Tal vez le había atropellado un coche.
Ben pensó que se quedaría ciego. Sí, era verdad.
Después de desayunar los
padres de Ben llegaron, no sabían cómo contarle lo sucedido a Ben, aunque él ya
lo sabía. Era muy difícil afrontarlo. Había tropezado y se había dado con el
rastrillo de un jardinero que pasaba en moto.
Ahora todo era diferente
para Ben, la enfermera Win era muy amable con él, no como Annie “cuá cuá” que
parecía un pato. La enfermera Win, para Ben era una mujer guapa y amable,
aunque no sabía que tenía un lado de la cara quemado, en cambio, Annie para él
era fea y mema, a los demás les parecía guapa. Así lo percibía él.
Al cabo de una semana
trasladaron a Ben a la sala Tres, allí había varias personas, Jerry, el abuelo
Abe, un estudiante, un panadero y su “señoría”. Ben se hizo amigo de Jerry su
vecino. A la segunda mañana, Ben, ya se podía levantar, Jerry le indicaba dónde
tenía que ir. Una vez en que Ben perdió el equilibrio, el estudiante le ayudó.
Una tarde que llovía, mientras todo estaba en silencio, el estudiante fue a
hablar con Ben. Le confesó que solo le quedaban unas semanas de vida. Ben no
sabía qué decir, ni qué hacer. Ben no pudo dormir en toda la noche, al fin y al
cabo ser ciego era mejor que morir.
El estudiante le ayudaba
a comer y le guiaba al andar, era el mejor amigo del hospital de Ben.
Un día Jerry pidió una
silla de ruedas, Ben tiraba de ella mientras Jerry le indicaba. Llegaron a la
cocina donde estaba la enfermera Rose, a Jerry le gustaba.
Cuando volvieron a la sala, Ben lo pensó, el
estudiante y Jerry le habían confesado su secreto, si él pudiera ver, ¿habrían
hecho lo mismo?
Ben se iba del hospital,
sus padres habían ido a buscarle, se despidió de todos, estaba muy agradecido,
no sabía qué decir. Cuando llegó a casa no estaba muy contento, asó que se fue
a su habitación. Estaba cambiada, había un nuevo mueble, dónde estaba la
máquina de escribir y de “braille”.
Al bajar a comer, Ben no
sabía que estaban sus amigos Pete y Jeff.
Al principio no hablaban
mucho. Ben ya comía por sí solo.
El mueble de la
habitación de Ben lo había hecho su padre.
No sabían si podría ir al
instituto de antes, sería una carga muy grande.
Cada día, Ben practicaba
con su madre en la maquina, le costaba y se enfadaba. Se fue al parque, allí
había unos niños, sus voces le alegraron. Ellos le ayudaron a cruzar la calle.
Ben se guiaba por la acera.
Después de comer practicó
el alfabeto “braille”. Esa tarde fue el médico, las heridas se curaban bien,
pronto le quitarían el vendaje.
Ahora las voces lo
significaban todo para Ben, el aspecto no le importaba. Ese día iba a ir al
estadio de Beisbol con sus amigos. Peter y Jeff se retrasaron, iban en bici,
Ben subió detrás con Peter. Al llegar al estadio, Ben no quería ir al vestuario
pero al final fue. Al entrar todos se alegraron de tener allí a Ben.
Dickie empezó a hablar
a Ben, era muy pesado pero era para
regalarle en nombre del equipo un tándem. Ben no sabía qué decir.
Lo llevaron a un sitio
seguro, mientras escuchaba las voces,
apareció Theo. Theo era un chico de la clase, siempre estaba apartado.
Este le dijo que le podría ayudar en el trabajo de la escuela. Ese día su
equipo gano.
Theo iba por las tardes a
su casa, allí le leía la lección en alto. Ben iba avanzando.
Por la mañana practicaba
“braille”, hacía pausas y luego con la máquina de escribir. Poco a poco iba
aprendiendo. Antes de comer daba un paseo. Los chicos del parque ya le conocían
y le ayudaban a volver a casa. Un día Theo le propuso a Benque se podrían
comprar una grabadora, costaba mucho. Si iban a repartir periódicos con el
tándem ganarían dinero.
Un día que fueron a
repartir periódicos, a Ben una señora le pareció triste, en cambio a Theo no,
vestía muy bien y era guapa. Ben tenía razón, se le había muerto el marido
hacía poco.
Cuando no le salían las
cosas a Ben se ponía furioso, se preguntaba si valía la pena vivir.
Una noche se despertó
sobresaltado, otra vez había soñado con serpientes, se dirigió al baño, pero
pudo escuchar las voces de sus padres. Hablaban de él, no sabían si lo
admitirían en el instituto. Ben no quería escuchar más, se volvió y tropezó.
Sus padres salieron a ayudarle. Ben les preguntó, pero ellos no le dijeron toda
la verdad.
Ben tardó en dormirse. Se
levantó a las nueve, tarde para él. Intentó que su madre le dijera algo, no
sabía que decirle. En esto llamaron al timbre, era el cartero, traía una carta
y un paquete, era para Ben. Era del estudiante, había muerto, le regalaba un
reloj de oro que perteneció a su abuelo, marcaba las horas y las medias. Así no
tendría problemas. Ben no pudo aguantar y gritó.
Ahora Ben se enfrentaba a
la vida de otra manera, respondía sin educación a algunas personas, aprendió a
responder con broma. Un día sus padres y su abuela empezaron a discutir, ellos
lo querían llevar una institución para ciegos, pero su abuela estaba en contra,
quería que se quedara en casa.
Un día los padres de Ben
fueron a hablar con el director de la Institución, allí estuvieron un rato
charlando.
Ben no sabía dónde
estaban sus padres, su abuela le había mentido. Mientras Ben salió a pasear.
El director de la
Institución les contó muchas cosas acerca de los ciegos, su futuro podían hacer
deportes y muchas cosas más.
Ben iba a marchar a la
Institución para ciegos. Su hermana Maryanne se despidió en el desayuno, se
echó a llorar.
Cuando llegó a la
Institución, les recibió el director, se notaba que era simpático. Los padres
de Ben se fueron pronto. El director condujo a Ben donde iba a ser su
habitación.
En esto el director tuvo
que ir a por algo, Ben se quedó solo. Se acerco una chica de cinco años Tinka,
llevaba seis meses y veía un poco.
El director regresó, Ben
se fue con él a su segundo hogar.
En general el libro me
pareció una muy buena historia ya que la autora logra describir muy bien los
sucesos que acontecen en la vida de Ben ya que te transmite las distintas
emociones que sufre y la manera en la que poco a poco va saliendo adelante.
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