Reseña: La primavera del mars
Título: La primavera del mars
Autor: José Antonio Sánchez Cetina
Año: 2015
Editorial: Ediciones SM
Joaquín es
un joven mexicano que perdió a su padre por culpa de la jina, una droga de moda
que hizo que el hombre chocara, casi llevándose más vidas con él.
El padre de
Joaquín era como una metáfora para el joven. Era un hombre bueno, trabajador.
El ejemplo vivo de que la escuela no siempre sirve de mucho. Había estudiado en
una buena universidad por muchos años y terminó descubriendo por accidente que su
verdadera vocación era la fotografía, trabajo que adoptó casi inmediatamente y
que le impedía pasar todo el tiempo que le hubiese gustado con su familia.
Joaquín
tiene unos cuantos buenos amigos. Gabo es el más importante. Gabriel siempre
fue para Joaquín un hermano y para el padre de Joaquín, un hijo.
Almendra
también era una amiga interesante. Una chica que siempre logró atrapar la
atención de Joaquín con su sonrisa dulce y sus mechas californianas que
parecían bailar dulcemente sobre su espalda, siempre.
En una
reunión, los amigos de Joaquín decidieron probar la jina. Joaquin, horrorizado
y atormentado por su terrible experiencia con esa droga, los detuvo con la
promesa de que él tenía algo mucho más potente, que haría parecer a la jina un
juguete.
Almendra,
curiosa, lo acompañó por esa tan maravillosa sustancia.
Joaquín
desesperó y le contó a Almendra su traumático pasado. Almendra comprendió sus
buenas intenciones y lo ayudó a zafarse de ese problema.
Buscaron en
la cochera por unos minutos que parecieron eternos, pero al final encontraron
un extraño polvo rojo y, como era lo único con lo que contaban, se lo llevaron
a sus amigos que, impacientes, los esperaban.
Almendra se
encargó de todo. Les dijo que ese extraño polvo era llamado mars. El mars, según
Almendra, era una droga hecha con polvo de Marte, por lo que era muy difícil de
conseguir. También les dijo que era una droga visual que debía estimularse con
fuertes vibraciones.
La joven les
mostró como se preparaba el mars. Fue un procedimiento extraño. Colocó el polvo
en un pan bimbo y luego lo puso junto a unas bocinas, puso un disco de rock de
alta calidad a un volumen exagerado y dejó que las vibraciones del radio
excitaran el polvo. Luego les ordenó que, en silencio, observaran el mars y se
dejaran inundar por él.
Uno de sus
amigos, para sorpresa de Joaquín y Almendra, entró rápidamente en el viaje,
haciendo más creíble toda la historia. Casi inmediatamente, todos los amigos
que estaban ahí ya estaban experimentando algo parecido.
Joaquín y
Almendra, contentos de haberla librado, no contaron con que sus amigos querrían
repetirlo. La mayoría de ellos había buscado, sin éxito, información en
Internet.
Para evitar
que sus amigos sospecharan que el mars no era más que un polvito que habían
encontrado por ahí, ambos chicos crearon varias cuentas diferentes, mediante
las cuales se dieron la tarea de subir blogs y videos sobre su droga.
Pocas
semanas después, el mars se hizo muy popular alrededor de todo el mundo.
Incluso la madre de Joaquín le advirtió sobre los riesgos de las drogas y le
pidió que no cayera en esa trampa. Ella, al igual que muchas madres de todos
los continentes, se había enterado del mars en alguno de los cientos y cientos
de programas, revistas y periódicos que le dedicaban.
No mucho tiempo
después, Joaquín y Almendra se llenaron de mensajes de gente de todas partes
pidiendo mars. Los jóvenes no comprendían como la gente había dado con sus
verdaderas identidades y decidieron ignorar cada uno de los insistentes
mensajes.
La gente
también descubrió que Joaquín poseía mars, entonces, diariamente, decenas de
personas se aparecían en su casa exigiendo mars. Joaquín, con miedo de que
algún día fuera a visitarlo algún verdadero narcotraficante o la policía,
advirtió a toda la gente a la que proveía de su droga que ahora podrían
encontrarla a ciertas horas en un parque.
Un día Gabo
no llegó a la escuela. Tampoco contesto ni las llamadas ni los mensajes y mucho
menos se encontraba en su casa.
Preocupado,
Joaquín se enteró de que su mejor amigo había sido secuestrado por unos
holandeses.
Una noche,
Joaquín y Almendra fueron a su cita con los secuestradores de Gabriel.
Eran tres
hombres grandes y fuertes. Llevaban camisas iguales, que mostraban una leyenda
que los hacía parecer verdaderamente simpáticos.
Los hombres
explicaron con gracia que se dedicaban a crear e investigar drogas y se habían
propuesto crear una sustancia como el mars. Lo único que querían era la fórmula
y así dejarían libre a Gabo.
Los amigos
no hubieran tenido inconveniente en darle la fórmula a esos extranjeros, pero
ni Joaquín ni Almendra tenían idea de la composición de su polvo. Ni siquiera
toda la reserva que les quedaba de mars bastó para convencer a los hombres de
que les devolvieran a su amigo.
Almendra,
desesperada, les dijo que no tenían la fórmula y, por lo tanto, no sabían cómo
fabricar el mars, pero que si sabían cómo prepararlo, entonces, una vez más, la
joven se dio a la tarea de estimular el extraño polvo rojo con música y pan
bimbo.
Una vez que
el mars estuvo listo, los holandeses vieron fijamente la sustancia y quedaron
fascinados con los efectos que ésta le producía.
Cuando el
efecto terminó, los sujetos entraron en trance, probablemente provocado por
todas las drogas a las que habían estado expuestos por convicción propia
durante tantos años.
Y entonces
Joaquín y Almendra pudieron escapar con Gabriel sano y salvo.
El tiempo
pasó y los medios dejaron de prestarle atención al mars, lo que provocó su
entierro definitivo.
Joaquín
empezó a salir con Almendra y fue, después de tanto tiempo, feliz.
Este libro
no me gustó mucho al principio, pues me parecía que muchos capítulos no tenían
mucha concordancia y que no iban con el tema de la historia, pero con el paso
de los capítulos, el relato fue volviéndose más interesante.
Me gusta,
más que nada, el mensaje de no intentar encajar con el resto, pues muchas veces
no vale la pena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario