miércoles, 7 de junio de 2017

                     Reseña: “Los escarabajos vuelan al atardecer
                                  Arlette Valle Medina
                                       No. Lista 44


Introducción
 Un verano, la inquilina de una quinta del pueblo les pidió a dos hermanos (Jonás y Annika) que cuidaran de las plantas de la casa durante su ausencia. Ellos decidieron hacerlo con la ayuda de David.
En aquella casa había una planta distinta a las demás, que sólo se dejaba cuidar por David, y que les indicó con sus hojas el camino hacia el “cuarto de verano”.
En este cuarto había un cofre con cartas del siglo XVIII. Eran las cartas que Emilie recibió de su prometido, Andreas, y de su amiga Magdalena. Emilie decidió dejarlas allí para que el “futuro” pudiera comprender sus pensamientos. En las cartas se habla de una estatua egipcia, y los tres amigos, especialmente Jonás, decidieron investigar para intentar averiguar dónde se encontraba.
Todos los días acudían a la quinta para regar las plantas y leer una carta más. Mientras tanto, Julia (la dueña de la casa) llamaba para jugar una partida de ajedrez con David. También les daba pistas sobre la estatua, pero indirectamente.
Lograron convencer al párroco del pueblo (Lindroth) para que les ayudara con el paradero de esta estatua. Tras interpretar las pistas, y tras varios intentos fallidos, descubrieron que la estatua se encontraba en el museo Británico, en Londres.
Al final de la historia, averiguaron que Julia estaba muerta desde el primer día que fueron a la quinta.
                

Mi opinión: Me parece muy original el final. No me lo esperaba y además no te cuenta una idea muy definitiva, sino que te permite que tú te imagines el resto de la historia. Me ha parecido un libro muy interesante, que mantiene la intriga del lector desde las primeras páginas hasta las
últimas.


Dato adicional: Escritora sueca de literatura infantil, galardonada con el Premio Hans Christian Andersen. Estudió Filosofía e Historia de las Religiones en la Universidad de Estocolmo. Tras culminar su formación, se dedicó a la enseñanza y contrajo matrimonio con Harald Gripe, un pintor e ilustrador que la animó a elaborar historias y le propuso ilustrar sus cuentos.
Aunque comenzó escribiendo libros de tipo tradicional, surgidos, como ella misma dice, de las historias que contaba a su hija Camila, pronto comenzó a escribir otras en las que sacaba a la luz el autoritarismo que se esconde en la familia y en la escuela, lo que la hace una de las representantes de la tendencia antiautoritaria en la literatura infantil.


Con un estilo exquisito y un lenguaje certero y simple, afronta cualquier tema realista, por muy peligroso que pueda parecer, pero que preocupa a la infancia: el hijo no deseado o ignorado, el alcoholismo, la cárcel, el paro, la envidia, la inadaptación, la muerte, la soledad, son hechos que forman parte de la vida cotidiana y con los que hay que aprender a vivir o que hay que superar. Le fue otorgado Premio Hans Christian Andersen en 1974

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