RESEÑA DE “ESKORIA”
ELIZONDO MORALES DANNA VARINKA
2 °” C”
NO. LISTA: 10
INTRODUCCION
En las
paredes de su cuarto no hay fotos de futbolistas. En su equipo de música no
suenan cantantes clónicos ni ritmos prefabricados. En sus estanterías no se
acumulan medallas deportivas. En su armario no guarda ropa de marca,
confeccionada siguiendo la última moda. En clase escucha y toma apuntes… ¿Es
motivo suficiente para llamarle “Eskoria”?
Alfredo
Gómez Cerdá nació en
Madrid en 1951. Es un escritor español. Se interesó por la
literatura desde la infancia y empezó a escribir a los once años. Estudió en el
instituto Amorós, un colegio de frailes muy estricto dónde los profesores
les pegaban a los alumnos. Su primera experiencia literaria seria fue a través
de una obra de teatro. Fue el autor, el director y el actor principal de
esa obra. Después del bachillerato, fue a trabajar para una compañía de
seguros, pero no le gustó y se matriculó en la facultad de Filología Española.
A los veintiocho años Alfredo Gómez Cerdá adaptó novelas para el
cinema, pero no fue una experiencia gratificante para él. En 1981,
escribió dos libros para niños: El árbol solitario y Las
palabras mágicas. Envió Las palabras mágicas a «El Barco
de Vapor» y ganó el segundo premio y su libro fue publicado. Le gusta escribir
para todas las edades; es un escritor muy difícil de clasificar. Desde el éxito
de Las palabras mágicas Alfredo no ha parado de escribir y
dice que una fuerza misteriosa lo impulsa. Alfredo dice que se inspira de dos
miradas: una interior, que busca dentro de sí mismo; y otra hacia fuera,
que busca en los demás. Durante su vida Alfredo Gómez Cerdá ha
escrito más de 80 libros. Tiene obras traducidas en Francia,
Italia,Portugal, Alemania, Dinamarca, Canadá, Estados Unidos, Líbano, China,
Corea. Muchos de sus libros han sido reconocidos con prestigiosos premios,
dentro y fuera de España. Así recibió el premio El Barco de Vapor
por: Apareció en mi ventana en 1989, el premio Angular
por: Noches de Alacranes en 2005 o el premio Assitej-España,
un premio de teatro por: La guerra de nunca acabar en 2001.
ESKORIA
Es una
historia muy realista que puede sucederle a cualquiera. Se trata de una
narración sobre la vida de un adolescente llamado Diego, que tiene que soportar
los insultos y agresiones de sus compañeros. Son cinco los que le agreden
continuamente y él no sabe ni cómo ni por qué. “Los conocía de sobra” (Alfredo G. Cerda, Eskoria, p.51). Diego es
un chico común, alto, delgado, de buen parecer, buen estudiante y bien educado.
Diego llega
a su casa, abre la puerta, ¿Mamá? No recibe respuesta alguna. Estoy solo
piensa. Casi siempre era lo mismo, nunca hay que dejar a sus hijos solos por
mucho tiempo, perderse de su vida, incluso unos días, puede ser devastador
tanto para el niño como para los padres.
Comienza a
recoger su cuarto y las preguntas llegan a su mente ¿Por qué soy diferente?
¿Porque no me gusta el fútbol?
Realmente
el disfruta con otras actividades, el jazz es su gran pasión, también le gusta
aprender. Son hobbies poco habituales entre jóvenes de su edad.
Sus padres llegan a casa y como tantos otros días comienza la conversación ¿Qué tal ha ido el colegio? ¿Te ocurre algo? ¿Ha pasado algo en el colegio? Pero no, él no va a soltar prenda, bastante tiene con sufrir él, sus padres no se lo merecen, al menos ellos se librarán del sufrimiento.
Sus padres llegan a casa y como tantos otros días comienza la conversación ¿Qué tal ha ido el colegio? ¿Te ocurre algo? ¿Ha pasado algo en el colegio? Pero no, él no va a soltar prenda, bastante tiene con sufrir él, sus padres no se lo merecen, al menos ellos se librarán del sufrimiento.
La maestra
de Diego le pide que exponga un tema sobre el siglo XX a lo que escoge un tema
de jazz. Obtuvo la mejor nota a lo que le pidió que expusiera su trabajo en
público. A regañadientes lo hizo y habló sobre el jazz y un gran músico de éste
llamado Charlie Parker al cual conocían por el mote “Bird”, entonces se oyó de
lejos voces en bajito diciendo Bird y desde aquel día le empiezan a llamar por
ese mote. Al principio no le importaba porque era su ídolo de la música Jazz,
pero empezaron a llamarlo Bird y después a meterse con el insultarle e incluso
pegarle y llamándole ESKORIA con letras en mayúscula y le enviaban cartas por
correo electrónico en el buzón y también en el móvil. Con el paso de los días
lo decían con más desprecio y le empezó a afectar como a todos le pudo haber
pasado.
Una mañana
sale de casa y camino del colegio es consciente que ha conseguido darles
esquinazo, no, hoy nadie le sigue. Pero...demasiado bonito para ser cierto, ¡Eskoria!
¡Puta eskoria! las palabras retumban en su cabeza, sabe de sobras quien las
pronuncia y su cuerpo es incapaz de reaccionar.
En algunas
ocasiones que recordaba que él había rechazado muchas propuestas que le habían
preguntado si quería ir a jugar al fútbol con un grupo de amigos y él lo
rechazó diciendo que lo le gustaba el fútbol, otra fue que a la salida del
instituto había un amigo de la infancia que se había comprado una moto y se
puso a rugir con la moto y le pregunto a Diego si le gustaba como sonaba y él
le respondió que está bien pero que prefería el silencio, después le pregunto
que si quería que le llevara a casa pero dijo que prefería ir andando. Entonces
se dijo a si mismo que si no hubiese rechazado aquellas cosas ahora no le
estaría pasando lo que le pasaba. “Tal
vez yo tengo la culpa de que me pase esto, de todas formas, yo lo he provocado”
(Diego, Eskoria, p.29).
Su suerte
cambia al conocer a dos personas, Gloria, su novia, su único apoyo en muchos
momentos difíciles. Hacen muchas cosas juntos y parece ser el único ser de su
edad que lo comprende. Él intentaba cambiar de tema cuando le quería preguntar
por qué no hacía nada al respecto con los que abusaban de él. Una tarde
cualquiera se quedó de ver con Gloria en el parque y para su sorpresa ella le
dijo que no quería que siguiesen juntos porque no quería que le pasara lo que a
él que ella no estaba dispuesta a que se metieran con ella y que si no se
convertiría en un bicho raro como le decían sus amigas así que se fue. Él se quedó
hundido mientras en su cabeza pensaba que ahora estaba solo y que no tenía nada
ni nadie que le pudiera ayudar.
En ese
preciso instante la vida vuelve a cobrar cierto sentido para Diego, no está
solo, hay alguien más en su misma situación y no es que ello le sirva de
consuelo, pero al menos descubre un hombro sobre el que apoyarse, nadie mejor
que Citoplasma puede comprender como él se siente
Y Fede, al
que conoció en un recreo en una situación poco amable, escondido en los baños
del instituto, Diego oye a sus verdugos, no están solos, parece que lo están
pasando bien. Cuando considera que está solo de nuevo, abre la puerta y
descubre a Fede, objeto de la ira de sus propios verdugos. Fede en ese momento
esta indefenso, los indeseables se han ensañado con él.
Como de costumbre Diego tardó en salir de clase y al ver que Fede (Citoplasma) también se quedaba para salir con el e ir a casa se hicieron amigos y tuvieron una charla de camino a casa en la que Fede le dijo a Bird que si pasaba de ellos sería lo mejor para él. Cuando llegó a casa se puso a pensar por qué no podía plantarles cara o insultarles como hacían ellos o empujarles, se paró a pensar y pensó que usaban una especie de armas invisibles que no le dejaban reaccionar y eso le fastidiaba mucho. No saber cómo salir de aquellas armas invisibles que usaban.
Como de costumbre Diego tardó en salir de clase y al ver que Fede (Citoplasma) también se quedaba para salir con el e ir a casa se hicieron amigos y tuvieron una charla de camino a casa en la que Fede le dijo a Bird que si pasaba de ellos sería lo mejor para él. Cuando llegó a casa se puso a pensar por qué no podía plantarles cara o insultarles como hacían ellos o empujarles, se paró a pensar y pensó que usaban una especie de armas invisibles que no le dejaban reaccionar y eso le fastidiaba mucho. No saber cómo salir de aquellas armas invisibles que usaban.
No hay comentarios:
Publicar un comentario