martes, 6 de junio de 2017

"ESKORIA" Elizondo Morales Danna Varinka #10

RESEÑA DE “ESKORIA”

ELIZONDO MORALES DANNA VARINKA

2 °” C”

NO. LISTA: 10



INTRODUCCION
     En las paredes de su cuarto no hay fotos de futbolistas. En su equipo de música no suenan cantantes clónicos ni ritmos prefabricados. En sus estanterías no se acumulan medallas deportivas. En su armario no guarda ropa de marca, confeccionada siguiendo la última moda. En clase escucha y toma apuntes… ¿Es motivo suficiente para llamarle “Eskoria”?
     Alfredo Gómez Cerdá nació en Madrid en 1951. Es un escritor español. Se interesó por la literatura desde la infancia y empezó a escribir a los once años. Estudió en el instituto Amorós, un colegio de frailes muy estricto dónde los profesores les pegaban a los alumnos. Su primera experiencia literaria seria fue a través de una obra de teatro. Fue el autor, el director y el actor principal de esa obra. Después del bachillerato, fue a trabajar para una compañía de seguros, pero no le gustó y se matriculó en la facultad de Filología Española. A los veintiocho años Alfredo Gómez Cerdá adaptó novelas para el cinema, pero no fue una experiencia gratificante para él. En 1981, escribió dos libros para niños: El árbol solitario y Las palabras mágicas. Envió Las palabras mágicas a «El Barco de Vapor» y ganó el segundo premio y su libro fue publicado. Le gusta escribir para todas las edades; es un escritor muy difícil de clasificar. Desde el éxito de Las palabras mágicas Alfredo no ha parado de escribir y dice que una fuerza misteriosa lo impulsa. Alfredo dice que se inspira de dos miradas: una interior, que busca dentro de sí mismo; y otra hacia fuera, que busca en los demás. Durante su vida Alfredo Gómez Cerdá ha escrito más de 80 libros. Tiene obras traducidas en Francia, Italia,Portugal, Alemania, Dinamarca, Canadá, Estados Unidos, Líbano, China, Corea. Muchos de sus libros han sido reconocidos con prestigiosos premios, dentro y fuera de España. Así recibió el premio El Barco de Vapor por: Apareció en mi ventana en 1989, el premio Angular por: Noches de Alacranes en 2005 o el premio Assitej-España, un premio de teatro por: La guerra de nunca acabar en 2001.



ESKORIA
     Es una historia muy realista que puede sucederle a cualquiera. Se trata de una narración sobre la vida de un adolescente llamado Diego, que tiene que soportar los insultos y agresiones de sus compañeros. Son cinco los que le agreden continuamente y él no sabe ni cómo ni por qué. “Los conocía de sobra” (Alfredo G. Cerda, Eskoria, p.51). Diego es un chico común, alto, delgado, de buen parecer, buen estudiante y bien educado.
     Diego llega a su casa, abre la puerta, ¿Mamá? No recibe respuesta alguna. Estoy solo piensa. Casi siempre era lo mismo, nunca hay que dejar a sus hijos solos por mucho tiempo, perderse de su vida, incluso unos días, puede ser devastador tanto para el niño como para los padres.
     Comienza a recoger su cuarto y las preguntas llegan a su mente ¿Por qué soy diferente? ¿Porque no me gusta el fútbol?
     Realmente el disfruta con otras actividades, el jazz es su gran pasión, también le gusta aprender. Son hobbies poco habituales entre jóvenes de su edad.
Sus padres llegan a casa y como tantos otros días comienza la conversación ¿Qué tal ha ido el colegio? ¿Te ocurre algo? ¿Ha pasado algo en el colegio? Pero no, él no va a soltar prenda, bastante tiene con sufrir él, sus padres no se lo merecen, al menos ellos se librarán del sufrimiento.
     La maestra de Diego le pide que exponga un tema sobre el siglo XX a lo que escoge un tema de jazz. Obtuvo la mejor nota a lo que le pidió que expusiera su trabajo en público. A regañadientes lo hizo y habló sobre el jazz y un gran músico de éste llamado Charlie Parker al cual conocían por el mote “Bird”, entonces se oyó de lejos voces en bajito diciendo Bird y desde aquel día le empiezan a llamar por ese mote. Al principio no le importaba porque era su ídolo de la música Jazz, pero empezaron a llamarlo Bird y después a meterse con el insultarle e incluso pegarle y llamándole ESKORIA con letras en mayúscula y le enviaban cartas por correo electrónico en el buzón y también en el móvil. Con el paso de los días lo decían con más desprecio y le empezó a afectar como a todos le pudo haber pasado.
     Una mañana sale de casa y camino del colegio es consciente que ha conseguido darles esquinazo, no, hoy nadie le sigue. Pero...demasiado bonito para ser cierto, ¡Eskoria! ¡Puta eskoria! las palabras retumban en su cabeza, sabe de sobras quien las pronuncia y su cuerpo es incapaz de reaccionar.
     En algunas ocasiones que recordaba que él había rechazado muchas propuestas que le habían preguntado si quería ir a jugar al fútbol con un grupo de amigos y él lo rechazó diciendo que lo le gustaba el fútbol, otra fue que a la salida del instituto había un amigo de la infancia que se había comprado una moto y se puso a rugir con la moto y le pregunto a Diego si le gustaba como sonaba y él le respondió que está bien pero que prefería el silencio, después le pregunto que si quería que le llevara a casa pero dijo que prefería ir andando. Entonces se dijo a si mismo que si no hubiese rechazado aquellas cosas ahora no le estaría pasando lo que le pasaba. “Tal vez yo tengo la culpa de que me pase esto, de todas formas, yo lo he provocado” (Diego, Eskoria, p.29).
     Su suerte cambia al conocer a dos personas, Gloria, su novia, su único apoyo en muchos momentos difíciles. Hacen muchas cosas juntos y parece ser el único ser de su edad que lo comprende. Él intentaba cambiar de tema cuando le quería preguntar por qué no hacía nada al respecto con los que abusaban de él. Una tarde cualquiera se quedó de ver con Gloria en el parque y para su sorpresa ella le dijo que no quería que siguiesen juntos porque no quería que le pasara lo que a él que ella no estaba dispuesta a que se metieran con ella y que si no se convertiría en un bicho raro como le decían sus amigas así que se fue. Él se quedó hundido mientras en su cabeza pensaba que ahora estaba solo y que no tenía nada ni nadie que le pudiera ayudar.
     En ese preciso instante la vida vuelve a cobrar cierto sentido para Diego, no está solo, hay alguien más en su misma situación y no es que ello le sirva de consuelo, pero al menos descubre un hombro sobre el que apoyarse, nadie mejor que Citoplasma puede comprender como él se siente
     Y Fede, al que conoció en un recreo en una situación poco amable, escondido en los baños del instituto, Diego oye a sus verdugos, no están solos, parece que lo están pasando bien. Cuando considera que está solo de nuevo, abre la puerta y descubre a Fede, objeto de la ira de sus propios verdugos. Fede en ese momento esta indefenso, los indeseables se han ensañado con él.
     Como de costumbre Diego tardó en salir de clase y al ver que Fede (Citoplasma) también se quedaba para salir con el e ir a casa se hicieron amigos y tuvieron una charla de camino a casa en la que Fede le dijo a Bird que si pasaba de ellos sería lo mejor para él. Cuando llegó a casa se puso a pensar por qué no podía plantarles cara o insultarles como hacían ellos o empujarles, se paró a pensar y pensó que usaban una especie de armas invisibles que no le dejaban reaccionar y eso le fastidiaba mucho. No saber cómo salir de aquellas armas invisibles que usaban.

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