José Ángel Torres Romero #43
Reseña del libro "El chico que encontró la felicidad"
Hamayun, un adolescente afgano de dieciséis años, vive en un centro de refugiados en
la ciudad holandesa de Amersfoort. Su profesora de teatro le ofrece el puesto de director
de una obra escolar cuyo contenido podrá determinar él mismo. Hamayun acepta
entusiasmado pero, después de varias semanas buscando de forma estéril un tema para su
obra, la profesora se cansa de esperar y le sugiere que escriba un guion basado en su
propia vida. A él, por supuesto, esa idea no le gusta lo más mínimo. ¿A quién le puede
interesar su vida?
Entonces comienza un larguísimo flashback que nos lleva al Afganistán de los talibanes, de
donde la familia de Hamayun tiene que huir precipitadamente debido a las ideas demasiado
liberales de su padre. Atrás quedan su mejor amigo, sus dos abuelas y un hermano
demasiado pequeño como para afrontar el peligroso e incierto viaje en el que se ven
obligados a embarcarse, sujetos a los caprichos de una siniestra organización de
traficantes de personas. A partir de este momento, la novela se convierte en una aventura
con destino desconocido que llevará a sus protagonistas por los parajes más inhóspitos de
Asia y Europa, hasta dar con sus huesos en Holanda después de muchos meses de
privaciones y penurias.
La estancia de la familia en Holanda está marcada por una interminable serie de
humillantes e infructuosos trámites burocráticos para legalizar su situación, mientras
Hamayun y sus hermanos intentan hacerse un hueco en su nuevo entorno. Así, el
protagonista descubrirá poco a poco un nuevo idioma y otras costumbres, hará amistades
con chicos y chicas procedentes de todos los rincones del mundo y vivirá sus primeros
escarceos amorosos. Pero cada pequeña alegría parece desvanecerse indefectiblemente
por la dolorosa incertidumbre que supone no saber nunca si su familia conseguirá
regularizar su situación en el país de acogida o si, por el contrario, serán enviados todos de
vuelta a Afganistán. En estas circunstancias, y a pesar de poseer la energía propia de un
adolescente, Hamayun termina por derrumbarse y acepta la propuesta de su profesora de
teatro. Por fin se ha convencido de que la historia de su vida puede servir para abrir los ojos
a muchas personas que no saben nada sobre las vejaciones que sufren los refugiados en
Europa.
Cuando todo parece ir mejor y Hamayun está en la última fase de preparaciones de la obra
de teatro escolar sobre su vida como refugiado, su familia recibe la noticia de que deben
abandonar el país. Después de muchos años de lucha, todas las vías para legalizar su
situación se han agotado y sus esfuerzos por integrarse en la sociedad holandesa parecen
haber sido en vano.
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